PROTECCIÓN

Así puedes invocar a tu ángel de la guarda

En cada prueba, dolor o deber que enfrentes, ten la certeza de que la mano de tu Ángel estará allí, brindándote su apoyo y protección.

Fuente: Unsplash. Autor: Marek Studzinski
Ángel de la guarda.Fuente: Unsplash. Autor: Marek Studzinski
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Invocar a tu Ángel de la Guarda es una forma de conectarte con esa presencia celestial que te acompaña, cuida y protege en momentos difíciles. Es un llamado que surge desde lo más profundo de tu ser, una necesidad interior de agradecer al Universo por todo lo que generosamente nos brinda.

Invocar a los Ángeles puede cambiar tu vida, tu perspectiva, tus relaciones e incluso mejorar tu personalidad. Es un acto de gratitud hacia el Universo. ¿Cuándo puedes invocar a tu Ángel de la Guarda? La invocación crea una fusión entre tu personalidad y tu alma, generando una intensa sensación de realidad y entusiasmo por la vida. Te llena de una energía radiante, magnética y dinámica.

Puedes invocar a tu Ángel de la Guarda cuando te sientas solo, angustiado o enfermo. Él estará allí para ayudarte y escucharte. También puedes llamar a tu Ángel en situaciones de peligro, cuando necesites valor para enfrentar desafíos importantes o en momentos límite. Los Ángeles están siempre dispuestos a asistirnos en situaciones extremas.

¿Cómo invocar a tu Ángel de la Guarda?

Una vez que logres sentir la presencia de tu Ángel de la Guarda, aférrate a ese sentimiento y recuérdalo en los momentos difíciles. Siente que no estás solo y que atravesarás cualquier situación acompañado por él. La invocación se realiza a través de la visualización, un acto mágico en el cual puedes utilizar tus poderes divinos con la ayuda de los Ángeles.

El contacto con tu Ángel de la Guarda puede manifestarse de diferentes maneras, ya sea en forma visible o a través de la sensación de su presencia. Es importante dedicarle tiempo y realizar sesiones invocatorias para establecer un vínculo más profundo. Tu Ángel te hablará a través de tu voz interior, guiando tus pasos, corrigiendo tus actitudes y alineando tus sentimientos adversos hasta alcanzar el equilibrio físico, mental y espiritual necesario para permitir su manifestación.