Con la llegada del otoño, muchas personas experimentan una sensación de tristeza o decaimiento. Pero, ¿qué hay detrás de este fenómeno? La neurocientífica Nazareth Castellanos y el médico especialista en digestivo, Gonzalo Guerra, arrojan luz sobre este tema, vinculando la salud mental con la microbiota digestiva.
La conexión entre el intestino y el cerebro
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El otoño trae consigo días más cortos, lo que significa menos luz solar, y por ende, una disminución en la producción de serotonina y vitamina D. Estos cambios pueden afectar nuestro estado de ánimo. Nazareth Castellanos explica que la vitamina D está estrechamente relacionada con el sistema nervioso y su disminución puede influir en nuestro bienestar emocional. Por otro lado, Gonzalo Guerra destaca que la mayoría de la serotonina, neurotransmisor asociado al bienestar, se produce en el intestino, lo que refuerza la idea de una conexión directa entre el sistema digestivo y el cerebro.
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Microbiota: el ecosistema interno que influye en nuestras emociones
La salud de nuestra microbiota, el conjunto de bacterias que habitan en nuestro intestino, juega un papel crucial en nuestra salud mental. Una microbiota saludable puede traducirse en un mejor estado de ánimo. Por el contrario, una dieta inadecuada y la falta de ejercicio pueden alterar este equilibrio, afectando negativamente nuestra salud emocional.
El papel del ejercicio en nuestra salud mental
El sedentarismo no solo afecta nuestra salud física, sino también nuestra salud mental. Las personas que no practican ejercicio regularmente tienden a tener una microbiota menos diversa, lo que puede repercutir en su estado anímico. Nazareth Castellanos enfatiza la importancia del movimiento para mantener un intestino saludable, y por ende, un estado de ánimo equilibrado.