Sin dudas, Bill Gates y Elon Musk son dos de los empresarios más exitosos del mundo, ya que sus inmensas fortunas lo prueban. Si bien su posición no la consiguieron de la noche a la mañana -ya que tuvieron que sortear muchos obstáculos dentro del mundo empresarial- si es cierto que ambos han tenido que dejar atrás malos hábitos que les impedían alcanzar sus metas.

Por ejemplo, Gates aseguró que "la procrastinación no es un buen hábito" durante una charla con estudiantes de la Facultad de Administración de Empresas de la Universidad de Nebraska-Lincoln en 2005. Allí, el cofundador de Microsoft indicó que era "el tipo que no hizo nada hasta el último minuto" mientras estudiaba en la Universidad de Harvard.

Gates no terminó la carrera, ya que dejó la prestigiosa casa de estudios luego de dos años de carrera. La procrastinación fue uno de los grandes adversarios de Gates, antes de que llevara a Microsoft al estrellato. "Cuando entré en el negocio, era un hábito realmente malo y me tomó un par de años superarlo", señaló.

Para quien no lo sepa, procastrinar -según la Real Academia de la Lengua- significa diferir, aplazar. Es decir, dejar las cosas para otro momento en lugar de concretarlas al instante.

El vicio de Elon Musk

Por su parte, Elon Musk ha dicho que siempre ha sido un 'workaholic' (adicto al trabajo) ya que ha llegado a laborar unas 120 horas a la semana, lo que se traduce en unas 17 horas al día, cuando el tiempo de trabajo de un empleado es de 8 horas cada día.

Si bien Musk aún mantiene este hábito hasta el día de hoy, tuvo que superar uno que casi le cuesta todo: beber enormes cantidades de café para soportar la carga. "Probablemente, hubo momentos en los que tomaba como ocho al día o algo ridículo", dijo en entrevista con Auto Bild en 2014 sobre la cantidad de tazas de café que bebía a diario. Esta costumbre se volvió en un vicio a la cafeína, por lo que tuvo que ponerse un alto.

"Solía tomar tanto café... que me exaltaba demasiado", añadió el magnate dueño de Twitter al recordar como este vicio le generó ansiedad y estrés, por lo que tuvo que dejar la adicción a la cafeína tan pronto como pudo. Es que Musk debía estar completamente concentrado en lo que debía hacer, algo que finalmente logró con el éxito de Space X y Tesla, sus dos empresas.

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