La herramienta de Historias de Instagram han cambiado de forma significante la manera en la que se usaba la plataforma. La característica, que originalmente fue idea innovadora de la aplicación Snapchat, les dio a los usuarios una alternativa sencilla al posteo de fotos y lugares de Instagram.

Gracias a las Historias o "Stories", puedes mostrar lo que estás haciendo/viendo/escuchando/pensando en ese preciso momento pero sin saturar tu "feed" de Instagram, ya que las historias desaparecen  después de 24 horas.

Seguro que a la hora de subir una historia te lo piensas un par de veces y revisas que todo esté en orden, al fin y al cabo, tus seguidores estarán conociendo un poco más de ti a través de esa publicación, pero ¿alguna vez te has preguntado por qué una vez subida, miras una y otra vez la historia? Los científicos tienen la respuesta.

El "Yo del espejo"

Según la Dra. Allison Forti, profesora asistente de consejería en la Universidad de Wake Forest, la tendencia a ver nuestro propio contenido puede explicarse parcialmente por un concepto psicológico llamado "yo del espejo", que sostiene que el sentido de identidad de las personas está arraigado parcialmente en cómo se sienten percibidos por los demás.

"Aplicado a la visualización repetida de historias de Instagram, es posible que las personas vean cómo se ven y el qué dijeron o hicieron para informar su propia identidad", afirma Forti.

"Si miran una historia en la que determinan que se ven bien, son divertidos o reflexivos, y sus seguidores probablemente los calificarían positivamente, es posible que vean esa historia repetidamente para reforzar un aspecto positivo de su identidad en el que tienen valor y otras personas los aceptan".

Actores de nuestra propia vida

El Dr. Kent Bausman, profesor del programa de Sociología en línea de la Universidad de Maryville, vincula el fenómeno con el sociólogo Erving Goffman, quien trabajó principalmente a mediados del siglo XX y desarrolló el concepto sociológico de dramaturgia: La vida, el yo y la interacción humana pueden entenderse en términos de actores actuando en un escenario.

"Cuando pasamos el día, cuando vamos al mundo e interactuamos con él, esa es nuestra actuación en el escenario principal. Estamos interpretando el papel de nosotros mismos al mundo", explicó Bausman. "Pero cuando llegamos a casa nos bajamos de ese escenario".

Goffman se refirió a ese estado de reposo como el "trasfondo", un lugar donde procesamos los eventos del frente del escenario, ya sea solos o frente a una audiencia muy diferente.

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