LOS MOVIMIENTOS FACIALES INFLUYEN EN LA EMOCIÓN QUE SENTIMOS

Retroalimentación facial: hazte consciente de tus emociones con esta técnica

La teoría de la retroalimentación facial ha buscado explicar cómo ocurren las emociones y de qué manera las hacemos conscientes.

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La teoría de la retroalimentación o del feedback facial, planteada por el psicólogo Silvan Tomkins en 1962, propone que los movimientos faciales asociados a cierta emoción pueden influir en nuestras experiencias afectivas.

Es una de las teorías más representativas del estudio psicológico de las emociones y la cognición, por lo que continúa siendo discutida y estudiada a día de hoy.

De esta forma, fruncir el ceño haría que nos sintamos enfadados, mientras que la elevación de las comisuras de los labios incrementaría nuestra sensación de bienestar y felicidad.

Muchas de las estrategias terapéuticas desarrolladas en los últimos años, invitan a sonreír unos segundos cada día delante de un espejo para aumentar la sensación de bienestar con uno mismo. Incluso se ha llegado a plantear que la inyección de toxina botulínica, comúmente conocido como botox, en el entrecejo reduce los síntomas de depresión.

Estudios recientes

Un reciente estudio, en el que participaron más de 3.500 personas de 19 países (entre ellos, España), ha proporcionado datos más concluyentes.

En uno de los experimentos, los participantes debían reproducir el gesto de alegría mostrado en la fotografía de un actor. En otro, se instruyó a las personas a que moviesen de manera voluntaria algunos de los músculos involucrados en la sonrisa, lo que generó expresiones de felicidad menos arquetípicas.

Cuando más tarde se preguntó a los participantes sobre su estado de ánimo, estos dijeron sentirse más felices, mostrando un incremento similar en ambas tareas.

Además, se encontró que los efectos eran independientes a que las personas fuesen conscientes de que estaban imitando una sonrisa o de que se les estaba observando a través de una cámara.

Aunque es importante resaltar que el aumento de la sensación de felicidad fue pequeño, semejante al que provoca ver fotos de cachorros o de bebés.

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