Un problema que se pensaba resuelto y que nuevamente se convierte en un tema central en la economía: los retrasos en las cadenas de suministro y su posible efecto en una inflación que parecía encaminarse hacia una desaceleración controlada.
En esta ocasión, la preocupación surge debido a los conflictos en el Mar Rojo, que han forzado a las compañías navieras a esquivar la principal ruta marítima entre Asia y Europa, pasando por el Canal de Suez, y a tomar rutas alternativas que prolongan los viajes por varios días y aumentan los costos en el comercio global. Las mercancías finalmente llegan a su destino, pero con mayor demora y a un costo más elevado.
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En medio de esta situación crítica con el Mar Rojo, varias multinacionales del sector de consumo masivo han advertido sobre posibles alteraciones debido a retrasos en la entrega de ciertos productos, como los plásticos. Los atascos en las cadenas de suministro post-pandemia ya causaron escasez de stock en empaques, afectando a artículos como botellas y vidrio.
Ikea, una de las primeras multinacionales en expresar su preocupación, anunció antes de Navidad que estaba "explorando alternativas de suministro para garantizar la disponibilidad de productos". Durante el Foro de Davos, donde se reúnen líderes económicos globales, el CEO de Ikea, Jesper Brodin, reconoció las tensiones pero señaló que la compañía continúa con su política de reducción de precios a nivel mundial. Por su parte, la firma de moda Abercrombie & Fitch ha comunicado su intención de reemplazar el transporte marítimo por el aéreo para evitar contratiempos en el Mar Rojo.
En Estados Unidos, las cadenas de hipermercados están dando la voz de alarma. Target reconoció la semana pasada que les faltaban productos fabricados en Pakistán o India, aunque por ahora son problemas menores. DHL, el gigante alemán de logística, ha instado a sus clientes a revisar sus estrategias de inventario para prevenir inconvenientes.
En España, Aecoc, que agrupa a empresas de alimentación y distribución, ha indicado que están comenzando a enfrentar dificultades en el "abastecimiento de ciertas materias primas", así como en productos textiles y de mueblería. “Las empresas (...) están adoptando medidas preventivas, como anticipar compras de algunos productos para evitar posibles interrupciones en la cadena de suministro en futuros escenarios de consumo”, señalan en un comunicado.
El sector de consumo masivo también está expresando su preocupación por el aumento de costos que están experimentando, lo cual, de mantenerse en el tiempo, podría impactar directamente en el precio final de los productos, una situación que el sector busca evitar para no contribuir al actual contexto inflacionista.