23J

Feijóo se juega llegar a la Moncloa, solo o con Abascal

El candidato por el PP está dispuesto a crear la coalición con Abascal para conseguir la mayoría

Feijóo y Abascal
Feijóo y AbascalCréditos: Especial
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El próximo 23 de julio, en una batalla electoral reñida e incierta, Alberto Núñez Feijóo se juega llegar a La Moncloa como presidente de un Gobierno en solitario del PP o en coalición con Santiago Abascal, al que dará entrada en su Ejecutivo en el caso de necesitar los síes de Vox para armar una mayoría.

Tras vencer el 28M, el PP encara el adelanto electoral con optimismo pese a que los pactos territoriales con Vox han pasado factura y algunos sondeos apuntan a que está en riesgo la suma para lograr un cambio de Gobierno, aunque el PP no teme ese escenario y solo ve desgaste en Vox.

Feijóo parte como vencedor en todas las encuestas, salvo la del CIS, pero de su fortaleza dependerá la posibilidad de gobernar.
Con Feijóo al frente, el PP rompió el tabú de gobernar en coalición con Vox, y lo hará en Extremadura y Comunidad Valenciana, como ya ocurre en Castilla y León. El presidente de los populares, aunque no lo desea, está dispuesto a un gobierno bicolor en La Moncloa.

“Si le tengo que pedir a Vox el sí, lo lógico es que forme parte de mi Gobierno” afirmó en una entrevista con El Mundo. Este condicional se completa con otro: Si a Feijóo le basta con la abstención de Vox no quiere a este partido en su Consejo de Ministros.

La suma de PP y Vox marca el debate

La suma de PP y Vox marca todo el debate. Es la principal baza del PSOE, que advierte de que esta alianza puede llevar a retroceder en la lucha contra la violencia machista o los derechos del colectivo LGTBI. También es clave en la relación del PP con otros partidos, porque Abascal repele a actores como el PNV.

Sabedor de este contexto, Feijóo insiste en apelar a un electorado de centro y moderado y reitera que su meta es gobernar en solitario. Ha fijado en 160 los escaños necesarios para intentarlo porque con esa aritmética solo necesitaría la abstención de Vox, lo que a su vez facilitaría otras abstenciones del PRC, PNV o de Coalición Canaria.

Su estrategia tiene dos dificultades: el sondeo que más escaños le pronostica le da 154 y el rol de Vox, que ha avisado reiteradamente de que no dará sus votos gratis.

Feijóo sostiene que una mayoría suficiente es posible

Feijóo sostiene que una mayoría suficiente es posible aludiendo a los precedentes de su primera mayoría absoluta en 2009 en Galicia y a la de Juanma Moreno en Andalucía, que no anticiparon los sondeos. Y ante Vox, el PP se ha lanzado a pedir el voto útil.

“Va a ser presidente, que no le quepa duda a nadie; la pregunta es cómo quieren que sea presidente ¿solo o acompañado?”, interrogó por ejemplo Moreno, el barón al que Feijóo aspira a emular porque logró unir a los electores, incluidos los moderados. Los populares también ven en Murcia un resorte para concentrar apoyos si Vox fuerza la repetición electoral.

Ante la complejidad del mapa electoral y dándose ganador seguro de estos comicios, Feijóo mira además al PSOE, al que pide abstenerse para evitar que Vox entre en el Gobierno. También el PNV ha planteado este movimiento, que sin embargo Pedro Sánchez descarta.

La gobernabilidad y la posibilidad o no de una repetición electoral dependerá así de que un bloque se imponga con claridad sobre otro.

Del resultado del 23J dependerá el liderazgo de Feijóo al frente del PP. Nadie lo discute ahora, después de que el candidato popular dejase un Gobierno seguro en la Xunta de Galicia para sacar a su partido de la crisis que acabó con Pablo Casado. El panorama será distinto si Feijóo no logra el cambio de Gobierno.

Además, Feijóo ha hecho equilibrios entre las visiones más duras de su partido y las más moderadas, una tarea más compleja si cabe al sufrir el marcaje de Vox a su derecha. El 23J permitirá ver si su estrategia contenta a los electores.

Feijóo ya ha anunciado que si no gana, un escenario que ningún sondeo pronostica, se marchará. Pero si no suma, el escenario es incierto y puede abrirse un proceso de sucesión que nadie quiere imaginar en el PP. Tampoco Isabel Díaz Ayuso ni Juanma Moreno, los mejor situados para sustituir al gallego.