Este sábado 8 de abril es el Sábado Santo o día del silencio: la comunidad cristiana vela junto al sepulcro de Jesús, crucificado durante el Viernes Santo, según la tradición. Es un día solemne y de luto para profundizar y contemplar sobre la pasión y muerte de Jesucristo, así como su descenso a los infiernos y su posterior resurrección el domingo.
En Sábado Santo se realiza la Vigilia Pascual que concluye con la Liturgia Eucarística y se acompaña a la Virgen María, que vela en soledad junto a la tumba de su hijo muerto en la cruz.
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Durante la Vigilia Pascual se realizan tres actos importantes que inician con la celebración del fuego en donde el sacerdote bendice el fuego y enciende el cirio pascual. En este acto se entona el Pregón Pascual que es un poema escrito cerca del año 300 que proclama que Jesús es el fuego nuevo.
Durante el Sábado Santo las iglesias no celebran la eucaristía, al igual que el Viernes Santo. La comunión puede darse solamente como viático. Tampoco se celebra el matrimonio, ni administrar otros sacramentos, a excepción de la penitencia y la unción de enfermos.
Pueden ser expuestas en la Iglesia, a la veneración de los fieles, la imagen de Jesucristo crucificado, o en el sepulcro, o descendiendo a los Infiernos, ya que ilustran el misterio del Sábado Santo. También se recuerda la soledad de María después de llevar al sepulcro a Cristo, quedando en compañía del apóstol Juan.
¿Qué pasa en el Sábado Santo?
Además de iniciar la Vigilia Pascual, durante esta jornada se da también la liturgia de la Palabra donde se leen siete lecturas, desde la Creación hasta la Resurrección. En este momento, la lectura del libro del Éxodo es la más importante, porque narra el paso de los israelitas por el Mar Rojo cuando ellos huían de las tropas egipcias y fueron salvados por Dios.
Como no puede celebrarse la misa durante el día, se suelen predicar retiros espirituales, y en muchos lugares también los sacerdotes durante el día atienden confesiones.
Luego, la Iglesia inicia otro rito para renovar sus promesas bautismales renunciando a Satanás a sus seducciones y a sus obras, se bendice la pila bautismal o un recipiente en representación, y se recita la letanía de los Santos.
Es Sábado Santo, no Sábado de Gloria
Antes de la reforma litúrgica de la Semana Santa acometida por el papa Pío XII a mediados del siglo XX este día recibía el nombre de Sábado de Gloria, pues la celebración de la Resurrección (la Vigilia Pascual) tenía lugar ya en la mañana del sábado. Esto era así debido al ayuno preparatorio para recibir la comunión, que entonces era normativo desde la medianoche precedente.
La celebración de la Vigilia pascual por la mañana evitaba prolongar el ayuno excesivamente, considerando que ya el Viernes Santo es de por sí un día de ayuno. Con la reformas de Pío XII, se redujo la duración del ayuno eucarístico y se restauró la celebración de la Vigilia a la noche.
Es por ello que, aunque en ciertos lugares siga denominándose popularmente como Sábado de Gloria, esta expresión es hoy incorrecta.