La actividad económica del sector privado de la Eurozona reforzó en septiembre su contracción, en una tendencia que acentúa los temores de una recesión impulsada por la persistente inflación, de acuerdo con el índice PMI publicado este viernes por S&P Global. Este índice, calculado en base a sondeos con empresas, retrocedió en septiembre a 48,2, su menor nivel en los últimos 20 meses. En agosto el PMI había sido estimado en 49,2 puntos, y representa su tercer retroceso consecutivo.
En el indicador PMI, un número superior a 50 refleja una expansión de la actividad económica, pero cuando se sitúa por debajo de esa marca expresa una contracción de la actividad.
Un informe de S&P Global destacó que "el sector industrial encabezó la desaceleración, y la producción manufacturera se redujo por cuarto mes consecutivo". De hecho, indicó, "el ritmo de declive se aceleró ligeramente, hasta marcar el más rápido desde mayo de 2020".
Es más, la tasa de contracción se aceleró en septiembre, hasta alcanzar la más rápida desde enero de 2021. Si se dejan de lado los valores observados durante la pandemia, la última lectura fue la más baja desde mayo de 2013. Los indicadores a futuro, como el índice de nuevos pedidos, el índice de pedidos pendientes de realización y el índice de expectativas futuras respecto de la actividad empresarial, sugieren que el declive seguirá cobrando nuevo ímpetu en los próximos meses.
Recesión a la vista
La actividad del sector servicios también disminuyó, cayendo por segundo mes consecutivo y contrayéndose a un ritmo no observado desde febrero de 2021. Así, los nuevos pedidos de productos y servicios se redujeron intensamente por tercer mes consecutivo y la tasa de pérdida se aceleró a un ritmo no observado desde abril de 2013.
A su vez, los pedidos para el sector manufacturero se redujeron con especial intensidad, pero los volúmenes de nuevos pedidos recibidos en el sector servicios también disminuyeron a un ritmo mayor.
El economista Chris Williamson, de S&P Global Market Intelligence, señaló que ya "se vislumbra una recesión para la zona euro ya que las empresas señalan un empeoramiento de las condiciones empresariales". Este cuadro se ve agravado por las "presiones de los precios, vinculado con los disparados precios de la energía".
De acuerdo con Williamson, la preocupación "claramente se ha desplazado de las cadenas de suministro al creciente costo de vida", un escenario que afecta no apenas la demanda sino también la producción manufacturera y hasta el sector de servicios.
Por ello, señaló, los indicadores disponibles "sugieren un creciente declive económico para la zona euro en el cuarto trimestre, aumentando las probabilidades de que la región caiga en recesión".
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